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Reflexiones

Humildes y Altivos

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«Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu. Proverbios 16:18. »

En un almuerzo presidido por Sir Mark Young, gobernador de Hong-Kong, una dama de las más distinguidas se sintió humillada al descubrir que estaba sentada al extremo de la mesa, en vez de estar cerca del anfitrión.

Al terminar la comida, se acercó a Sir Mark y le dijo con sequedad:   Según parece, no se cuida usted de dónde se sientan sus invitados.
–Señora –replicó el gobernador–, a la gente realmente importante no le interesa el sitio donde se sienta; y sucede a veces que quienes se interesan por el sitio, no son importantes.

Muchos de nosotros cuando llegamos a Cristo, lo hacemos con un corazón arrepentido, humilde y sencillo, pero con el tiempo comenzamos a pensar que lo sabemos “todo” y que no necesitamos de nadie para “aprender algo nuevo”.  Dios odia la altivez de espíritu, el orgullo y el egoísmo, Cristo dijo “y el que de vosotros quiera ser el primero,  será siervo de todos. (Marcos 10:44)”

Como nuestro Señor Jesucristo no hemos venido a este mundo a ser servidos, sino a servir a otros, el orgullo y el pensar que sabemos todo lo que se debe saber sobre las escrituras o que somos los más indicados para realizar algo en el ministerio solo nos aleja de Dios.

La humildad debe brillar como el oro en nuestras vidas, pidamos a Dios en oración que nos conceda Humildad para aceptar que no somos nada y que todo lo que somos es por su infinita misericordia y Sabiduría para manejar todos los aspectos de nuestras vidas que nos alejan de Él.