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Pensar en Dios baja el estrés a los creyentes y lo sube a los ateos

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Pensar en Dios puede ayudar a las personas con fe a sentirse menos alteradas cuando cometen errores, pero tiene justo el efecto contrario en las personas ateas. Esto es lo que revela un estudio en el que se analizó la actividad neuronal de un área concreta del cerebro (la corteza cingulada anterior o ACC) como respuesta ante errores cometidos. Este área está vinculada a los estados de atención o de alerta cuando algo va mal.

Esto es lo que revela un estudio reciente realizado por científicos de la Universidad de Toronto Scarborough, en Canadá, y cuyos resultados han aparecido publicados en la revista Psychological Science, editada por la Association for Psychological Science (APS), de Estados Unidos.

Según los investigadores, la religión o la fe suele relacionarse con la posibilidad de darle un significado y un orden al mundo exterior, pero aún no está del todo claro para los científicos si las creencias religiosas pueden realmente ayudar a las personas a sentir menos ansiedad y estrés.

En su última y reciente investigación, los psicólogos han medido un tipo de ondas cerebrales relacionadas con las respuestas humanas de defensa ante errores en un área específica del cerebro (las señales de negatividad relacionada con error o error-related negativity, ERN), mientras los participantes en el estudio se sometían a una prueba en la que iban cometiendo fallos.

De esta forma, pudo constatarse que aquellas personas que tenían una mentalidad influenciada con ideas religiosas antes del test presentaron respuestas cerebrales negativas menos acusadas ante sus equivocaciones que aquellas a las que no se les había aportado previamente estas ideas religiosas.

Estas respuestas neuronales menos acusadas en quienes habían sido influenciados con ideas religiosas les permitió afrontar los contratiempos sin perder su equilibrio interior, y reaccionar con menos ansiedad ante sus propios fallos, afirman los científicos.

Esta reducción de las señales neuronales procedentes de la corteza cingulada anterior no fue detectada, sin embargo, en el caso de los ateos, afirman los investigadores: cuando a éstos se les imprimieron de manera inconsciente ideas relacionadas con Dios, la corteza cingulada anterior de estos participantes incrementó su actividad en lugar de reducirla.

Los científicos sugieren que, para las personas religiosas, pensar en Dios puede suponer una forma de ordenación del mundo, que alivia la ansiedad que provoca la aparición de eventos negativos casuales. Por el contrario, para los ateos, los pensamientos sobre Dios pueden contradecir los esquemas de orden o sentido con los que éstos viven, por lo que para ellos las ideas de Dios pueden ser una fuente de estrés.

Inzlicht explica que: “pensar sobre Dios calma (a los creyentes) cuando se está bajo presión. Reduce el estrés que produce cometer errores. Creemos que este hecho puede ayudarnos a comprender algunos descubrimientos realmente interesantes sobre las personas que son religiosas. Aunque no sea de manera inequívoca, algunas evidencias sugieren que estas personas viven más y tienden a ser más felices y saludables”.

MÁS CONCLUSIONES
Todas estas ideas, sin embargo, encajarían con el hecho de que el hombre está preparado para creer en Dios, de la misma manera que -por ejemplo- está adecuado para el sueño nocturno.

De la misma forma que podemos decir que quien duerme bien vive más feliz (incluso quien duerme de día en vez de por la noche) también podemos afirmar que quien alinea su vida con la idea de un Dios real encuentra una mejor calidad de vida (algo perfectamente razonable… salvo que Dios va un paso más allá de la razón: se trata de una cuestión de fe que la ciencia no puede demostrar ni medir, salvo sus resultados o efectos).

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