Vuélvete a tu casa y cuenta…

“Vuélvete  a  tu casa,  y  cuenta cuán grandes  cosas  ha  hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad   cuán  grandes   cosas   había hecho Jesús con él.” Lucas 8:39 

Hace unos años me encontré con un amigo, habíamos sido super buenos amigos desde mi infancia, y ahora yo era Cristiano y desde luego lo primero que hice fue invitarlo a la Iglesia, pero en verdad no insistí mucho, aunque le expliqué vagamente acerca de la necesidad de acudir a Cristo.  Lo tenía siempre en mente, pero no procuré buscarlo para llevarle las buenas nuevas de Salvación de manera clara y detallada.

Tiempo de despues recibí la triste noticia de que había muerto y existían sospechas de que se había suicidado, mi corazón se rompió, no tan solo por el hecho de que mi amigo se había ido, sino más bien, porque me sentía culpable porque no le prediqué acerca de Cristo, quizás me hibiera entera de lo que le preocupaba y sólo quizás habría llevado consolación a su alma por medio de las escrituras y el poder de Dios.

En el evangelio de Lucas vemos a este hombre, quien fue liberado y salvado por Cristo, recibir una instrucción que se aplica a cada uno de los que hemos confesado a Jesús como nuestro Señor y Salvador, “Vuélvete a tu casa y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo” 

Mis hermanos, el Señor espera que llevemos esperanza a los nuestros, que si hay una salida a este mundo perverso, que existe alguien a quien le interesamos y por quien podemos vivir, estando seguros de que nunca y recalco NUNCA, nos desilucionará.

Aquél que estuvo dispuesto a morir en la cruz del calvario por aquellos que eran sus enemigos, es el mismo que extiende sus brazos para recibirte, así como eres, con tus cargas y tribulaciones, con tus pecados y tus debilidades, el quiere Salvarte, el quiere curarte, el quiere que recibas todo el amor que tiene para ti.

No dejemos pasar un solo momento, una sola oportunidad para proclamar el nombre de Cristo y decirle a los demás “cuán grandes cosas ha hecho Dios” con nosotros.

A la memoria de EJ